En Baldur’s Gate 3, la mayoría de las «buenas» decisiones tienen consecuencias. Por ejemplo, si deseas mantener a Karlach en tu grupo, es muy probable que Wyll se transforme en un demonio. Sin embargo, un jugador ha descubierto recientemente una solución a este problema.
Cuando te encuentras con Karlach en Baldur’s Gate 3, te enfrentas a dos opciones: matarla o persuadir a Wyll para que la perdone. Si eliges perdonarla, Mizora inevitablemente castigará a Wyll y lo transformará en un demonio.
Mantener a Wyll como humano es una tarea difícil, ya que requiere matar a Karlach, lo cual no es una decisión ideal para la mayoría de los jugadores. Sin embargo, se ha descubierto que esto se puede evitar simplemente dejando inconsciente a Wyll todas las noches en el campamento.
“Según ‘FranLivia’ en Reddit, la única solución que encontré en el Acto 1 fue noquear a Wyll antes de usar el petate para un descanso prolongado todas las noches. Esto evitó que se reprodujera la escena de Mizora en el Acto 1 mientras Wyll estaba inconsciente”.
Al llegar al Acto 2, Mizora no mencionó que Wyll no mató a Karlach y, en cambio, solicitó que rescataran a su asociado en Moonrise Towers. Luego se reveló que era posible preservar la humanidad de Wyll y salvar a Karlach, siempre y cuando fuera noqueado antes de cada descanso prolongado en el Acto 1.
Este enfoque es efectivo porque la escena de Mizora en el campamento no puede activarse si Wyll ha sido noqueado, lo que significa que ella no aparecerá en su escena de castigo.
Anteriormente, los jugadores tenían varios métodos a su disposición para lograrlo, como derrotar a Karlach y revivirla una vez que Mizora llegara al campamento. Sin embargo, los jugadores han informado que este enfoque ya no es efectivo y se ha solucionado mediante parches.
Por lo tanto, a pesar del importante esfuerzo requerido, mantener la apariencia original de Wyll parece tener poco impacto en la historia general. Sin embargo, si alguna vez te has cuestionado la posibilidad de que esto ocurra, ahora tienes la respuesta.
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