El último salto temporal de Boruto muestra la transformación de Gaara en Naruto

El capítulo 15 de Boruto: Two Blue Vortex, que se estrenó recientemente, tiene malas noticias para quienes se oponen al Shinju. Con la introducción de Ryu, un Shinju que refleja al hijo adoptivo de Gaara, Shinki, las entidades del Árbol de Dios se han fortalecido significativamente. El hecho de que Matsuri se enfrentara y derrotara a Gaara sin ayuda de nadie, junto con los Hermanos de la Arena de la nueva era, dice mucho sobre su poder.

Sin embargo, hay un rayo de esperanza, ya que Shinki ha logrado encerrar a Gaara en una prisión de arena de hierro. A esta prisión solo pueden acceder Shinki y ahora también Ryu. Esta situación sugiere una tendencia intrigante; un suceso similar ocurrió recientemente, donde Kawaki selló a Naruto y Hinata en un esfuerzo por mantenerlos a salvo.

Nota: Este artículo contiene spoilers.

El reciente salto temporal enfatiza el objetivo de Boruto de transformar a Gaara en otro Naruto.

El capítulo 15 de Boruto: Two Blue Vortex presenta un fascinante paralelismo. La narrativa ha sido notable hasta ahora, y Mikio Ikemoto sigue impresionando con cada nuevo lanzamiento. La representación de Shinju como una fuerza formidable, mientras los Shinobi se esfuerzan por obstruir sus ambiciones, es una jugada brillante.

Esta discusión gira en torno a que Shinki selló a Gaara para protegerlo. Para brindar algo de contexto, Matsuri (una Shinju inspirada en Moegi) se aventuró en el País del Viento en busca del chakra de Boruto y sus aliados. Sin embargo, descubrió sin darse cuenta un antiguo escondite de Orochimaru, donde se encontró con Gaara y los Hermanos de la Arena de la nueva era, quienes fueron atraídos allí por el chakra de Matsuri.

Aunque inicialmente no estaba interesado en ellos, Matsuri se involucró en el combate. En la batalla que siguió, Gaara sufrió heridas graves en sus intentos de proteger a los nuevos Hermanos de Arena. Finalmente, Shinki se liberó y contuvo a Gaara dentro de una Prisión de Arena de Hierro, transformándolo efectivamente en un árbol. Matsuri reconoció que la técnica de Shinki era robusta y que solo él podía deshacerla.

Kawaki y Naruto (Imagen vía Studio Pierrot)

Este escenario recuerda a los acontecimientos de Boruto Parte I. En el capítulo 77, Kawaki decide eliminar a todos los Otsutsuki. Para proteger a Naruto y Hinata de ellos, los sella en una dimensión separada. Lo hace en contra de su voluntad, dejándolos en un estado comatoso, inconscientes de su entorno.

Ikemoto parece estar trazando paralelos intencionalmente, recreando este escenario pero ahora involucrando a Gaara y Shinki. La diferencia notable es que mientras Gaara está a salvo, Shinki se convierte en un árbol, y Ryu emerge como su Shinju. Sin embargo, este no es el único aspecto que refleja Ikemoto. El papel evolutivo de Gaara como líder y mentor en la Villa de la Arena se hace eco de la posición de Naruto como figura paterna y guía para Kawaki y Boruto.

Este paralelismo se hace aún más pronunciado tras el salto temporal y los acontecimientos en Boruto: Two Blue Vortex. La conexión entre Gaara y Shinki se asemeja a la de Naruto y Kawaki, especialmente en cómo ambos hijos adoptivos han lidiado con sus inseguridades y emociones personales. Al principio, ambos eran fríos y furiosos, pero gracias a la guía de Naruto y Gaara, sus perspectivas sobre el mundo comenzaron a cambiar.

En resumen

Shinki y Gaara (Imagen vía Studio Pierrot)

La decisión de Kawaki de encerrar a Naruto y Hinata en un intento equivocado de «protegerlos» marca un momento crucial en el desarrollo de su personaje. Posteriormente, se embarca en un viaje más oscuro, muy parecido a los desafíos que enfrentó Gaara cuando luchó con Shukaku y los miedos que infundió en los demás. La carga del liderazgo, junto con sus responsabilidades hacia Shinki y la aldea, moldearon a Gaara en un mentor similar a cómo Naruto lo fue para Kawaki.

El viaje de Gaara, como se ve en Naruto, se refleja en la forma en que guía a Shinki, en paralelo con el trato que Naruto le da a Kawaki. Esta dinámica entre una figura paterna y su hijo adoptivo resalta un ciclo de crecimiento, sanación y responsabilidad, lo que refuerza la noción de que Boruto está posicionando a Gaara para encarnar aspectos de Naruto. Ambos personajes deben navegar por las complejidades del liderazgo y la protección mientras nutren a la próxima generación en un mundo tumultuoso.

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