Reseña de la película Capitán América: Un mundo feliz: una película mediocre con una notable aparición de Hulk

Reseña de la película Capitán América: Un mundo feliz: una película mediocre con una notable aparición de Hulk

En el cambiante panorama del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), Capitán América: Un mundo feliz no se presenta como un regreso al ilustre pasado de la franquicia ni como un salto aventurero hacia territorios inexplorados. En cambio, surge como una película de acción completamente mediocre, entretenida pero, en última instancia, olvidable. A diferencia de sus estimadas predecesoras, esta entrega no logra capturar la misma chispa que alguna vez definió a la serie de superhéroes.

Reflexionando sobre la notable fase de la Saga del Infinito, Marvel entregó una serie de éxitos de taquilla cautivadores con narrativas que eran a la vez convincentes y coherentes. Estas películas construyeron de manera efectiva una confrontación climática con el formidable Thanos y sus Gemas del Infinito que alteran el universo. En contraste, la Saga del Multiverso actual ha estado plagada de inconsistencias. Aparte de algunos ejemplos destacados, como Spider-Man: No Way Home, Guardianes de la Galaxia 3, X-Men ’97 y Loki, las ofertas recientes se sienten como un entretenimiento desorganizado que carece de importancia. Los fanáticos están cuestionando con razón su inversión en la franquicia, mientras Marvel lidia con el establecimiento de narrativas significativas en sus películas y programas.

Sinopsis: Qué esperar de Capitán América: Un mundo feliz

Ambientada cinco meses después de que Thaddeus Ross (interpretado por Harrison Ford) asuma la presidencia, la historia sigue a Sam Wilson (Anthony Mackie), quien ha asumido el papel del Capitán América. Junto a Joaquín Torres (Danny Ramírez), también conocido como Falcon, Sam es convocado a la Casa Blanca para una misión crítica: reconstruir a los Vengadores.

La tensión surge cuando un incidente pone en peligro la vida de Ross, interrumpiendo un tratado crucial sobre los restos de Tiamut, el Celestial colosal presentado en Eternals. Además, el personaje Samuel Sterns (Tim Blake Nelson), que apareció anteriormente en The Incredible Hulk, resurge como un astuto antagonista cuyas intenciones permanecen envueltas en misterio. Su personaje inyecta cierta intriga en la trama, aunque con una exposición mínima de sus objetivos.

Un mundo feliz: una identidad confusa

Sam Wilson en Capitán América: Un mundo feliz
Estudios Marvel

En las películas anteriores de Capitán América, cada entrega tenía una identidad clara.El primer vengador era una historia de origen seria, El soldado de invierno adoptó el tono de un apasionante thriller político de los años 70 y Civil War creó una brecha significativa entre los héroes más queridos. Desafortunadamente, Un mundo feliz carece de este enfoque; lucha por definir su propósito, intentando hacer malabarismos con múltiples géneros: en parte una saga de superhéroes, en parte una continuación de una serie mediocre de Disney Plus y un toque de drama político internacional.

Irónicamente, la conexión más pertinente de la película parece ser con El increíble Hulk, considerada ampliamente como una de las entregas menos favorables del MCU. Si bien es posible disfrutar de Un mundo feliz sin este contexto, ver la película anterior enriquece ciertas conexiones emocionales, aunque de manera inesperada.

La experiencia podría haberse beneficiado de una visión más sólida, ya que la película parece haber pasado por numerosas reescrituras y nuevas tomas, lo que ha dejado al proyecto algo fragmentado. Aunque el director Julius Onah no es el único responsable, el caos resultante socava el potencial de la narrativa.

El elenco de Capitán América: Un mundo feliz
Estudios Marvel

Otro problema es la escasa utilización de Tim Blake Nelson. La narrativa de su personaje está impregnada de insatisfacción, lo que refleja el tratamiento que recibe en esta película. La trama, producida por un equipo de guionistas de cinco miembros, muestra una falta de cohesión; a menudo fracasa con diálogos poco inspirados y humor poco original.

En cuanto a las secuencias de acción, están bien montadas o bien presentadas con buen gusto. Mackie ofrece una interpretación cautivadora, mostrando sus habilidades de manera convincente (en un momento dado, utiliza bloques de cemento como armas improvisadas contra los adversarios).Aunque a veces parece menos involucrado, en gran medida logra representar el viaje en solitario del personaje.

No obstante, hay que reconocer el mérito por una ambiciosa secuencia de acción centrada en Tiamut. Esta escena supera a la media en efectos visuales, mostrando una coreografía dinámica. Complementa esto la fotografía de Kramer Morgenthau, que, a pesar de algunos errores visuales, proporciona una estética elegante.

Temas políticos: una oportunidad perdida

Harrison Ford como Thunderbolt Ross/Hulk Rojo en Capitán América: Un mundo feliz
Disney

A diferencia de los incisivos comentarios sociopolíticos de El soldado de invierno o Civil War, Un mundo feliz aparentemente pasa por alto los problemas contemporáneos y sus referencias políticas parecen huecas. Una línea particular de Sam que expresa que el «país está perdido» parece poco inspirada y mal ejecutada, lo que resta valor a cualquier discurso significativo.

Si bien Falcon y el Soldado del Invierno logró ahondar en las dificultades de Sam Wilson para llenar el lugar del Capitán América, este aspecto queda relegado a meras notas a pie de página en la película. La actuación de Mackie brilla cada vez que aborda esta presión, mostrando la profundidad del personaje.

Ahora, pasemos al momento más destacado de la película: la interpretación de Thaddeus Ross por parte de Harrison Ford. Su transformación en Hulk Rojo representa un momento breve pero emocionante. Lamentablemente, la vitalidad de esas escenas contrasta marcadamente con la energía deslucida general de la película.

Reflexiones finales: un conjunto de resultados dispares

Puntuación de la reseña de Dexerto: 3/5 – Buena

Si bien Capitán América: Un mundo feliz no reaviva mi fe en el MCU y no alcanza a sus predecesores definitorios, sin embargo ofrece momentos de disfrute, que, al final, es lo que más importa para el público que busca escapismo.

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