Entrar en un MMO de una década como Final Fantasy XIV puede resultar abrumador. Todos los demás parecen jugadores veteranos, mientras que tú eres el nuevo cachorro de la manada. ¿Qué clase inicial en Final Fantasy XIV te conviene más?
En centros bulliciosos como Limsa Lominsa, Gridania o Ul’dah, te encontrarás con jugadores experimentados que hacen alarde de equipo épico y monturas impresionantes. Recuerdo haber visto a un mago invocando cartas mágicas mientras montaba un orbe colosal la primera vez que engendré en la Plaza de Gridania. ¿Cómo podría estar a la altura?
Sin embargo, la comunidad de FFXIV fue una de las más amigables que existen. Así que no te estreses. Si estás sumergiéndote en Final Fantasy XIV por primera vez y reflexionando sobre tu elección de primera clase, debes saber que tu clase inicial puede moldear tu viaje de juego. Con esta guía, podrás tomar con seguridad una decisión que se adapte perfectamente a tu estilo de juego.
5. Conjurer: la clase inicial de referencia para los aspirantes a sanadores
Comenzar como prestidigitador te sitúa en el camino para convertirte en un formidable mago blanco. Así es como se verá: lo pasarás mal en las primeras misiones hasta que obtengas acceso a la primera incursión. A partir de ese momento, la magia se desarrolla.
Tu trabajo es simple: mantener viva la fiesta. Conjurer no es el único sanador de Final Fantasy XIV, pero es el más fácil de aprender entre ellos. Sin embargo, no es un trabajo que puedas desempeñar con el cerebro apagado. El sistema Lily te obliga a mantenerte alerta mientras te brinda acceso a poderosos hechizos y permite el movimiento, potenciando tu arsenal curativo.
Los prestidigitadores protegen, pero también atacan. Pronto tendrás acceso a hechizos devastadores como Santo, que te permitirán infligir daño ofensivo mientras defiendes. Su simplicidad y su gratificante curva de aprendizaje lo convierten en un punto de partida ideal para aventuras curativas.
4. Pugilista: DPS, pero solo si estás preparado para un desafío
Los pugilistas evolucionan hasta convertirse en monjes, las mejores opciones de DPS para aquellos que buscan un desafío. El pugilista es implacablemente ágil y móvil y pelea con las manos desnudas. El estilo de combate del Monje se centra en intrincadas acciones combinadas, que exigen precisión en el posicionamiento y desatan furiosos ataques a un ritmo vertiginoso.
Sin embargo, profundizar en el camino del Monje requiere compromiso y dedicación. Implica muchas posiciones exigentes y rotaciones precisas que pueden abrumar a quienes no están preparados. Sin embargo, para aquellos dedicados a perfeccionar su fuerza interior, el Monje ofrece un camino emocionante e incomparable hacia la excelencia marcial en Eorzea.
3. Arcanista: Caster DPS con un compañero
El Arcanista es un lanzador con multitud de opciones. Comenzar aquí conduce a convertirse en Invocador o Erudito, lo cual, si puedo sugerir uno, diría que opte por Invocador. Es una de las clases más fáciles de infligir un daño significativo, curar a los aliados y adaptarse a diversas situaciones.
Si has jugado a algún otro título de Final Fantasy, reconocerás nombres como Bahamut y Garuda. Bueno, con Summoner, puedes llamarlos en tu ayuda.
Los invocadores pueden ejercer los impresionantes poderes de los Primals. A medida que evolucionas de Arcanista a Invocador, te verás envuelto en el legado de esas criaturas divinas.
La mecánica de este trabajo se aleja de la acción dependiente de la IA. En cambio, tendrás habilidades controladas por el jugador que evocan la grandeza de la invocación, sin los inconvenientes de la IA de juegos anteriores. El rediseño simplifica la jugabilidad, haciéndola increíblemente accesible, especialmente en comparación con iteraciones anteriores.
2. Merodeador: Entonces, ¿quieres tanquear?
Si absorbes el daño mientras tu equipo se ocupa de los enemigos, los Merodeadores son el punto de partida ideal para futuros tanques. La mayoría de los grupos solo tienen un tanque, lo que significa que dominar el papel de Merodeador aporta una sensación de responsabilidad y poder.
Deberías elegir Marauder como tu clase inicial de Final Fantasy XIV porque es el tanque más sencillo y no aburrido que existe. Paladin también es una opción, pero si te gusta ver cómo se seca la pintura, esa podría ser más tu velocidad.
Más tarde, el Merodeador se convierte en un Guerrero, que encarna el poder puro y el asalto implacable. Además, es el tanque más capaz de autocurarse. Puedes hacer ambos trabajos cuando tu sanador no está haciendo el truco. Esta clase es súper amigable para los novatos y tolerante, lo que la hace perfecta para cualquiera que busque una fuerza sencilla sin sacrificar la efectividad.
1. Arquero: DPS a distancia fácil
Comenzar como Arquero allana el camino para convertirse en Bardo más adelante. Cuando elegí a Archer, no esperaba tener una experiencia musical de repente, pero fue una sorpresa agradable.
Archer ofrece un rol de DPS a distancia simple pero efectivo. Aprenderá los entresijos de los sistemas Global Cooldown (GCD) y Off-Global Cooldown (OGCD) de la mejor manera posible.
La fuerza del Bardo radica en su capacidad para señalar múltiples objetivos de manera eficiente, una característica poco común desde la llegada de Endwalker. Esta clase controla canciones, cada una de las cuales desbloquea un estilo de juego diferente y ofrece ráfagas de daño, lo que hace que parezca que hay múltiples trabajos en uno. Su sencilla curva de aprendizaje se adapta a los recién llegados, permitiéndoles incorporarse al rol físico a distancia.
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