A lo largo de toda la serie Chainsaw Man creada por el mangaka Tatsuki Fujimoto, un tema narrativo destacado es el concepto de abuso. Este tema se manifiesta de diversas formas, y muchos desarrollos clave de la trama tienen su raíz en el abuso parental. El capítulo 177 refuerza este mensaje cuando el Diablo de la Guerra, Yoru, habla con Asa Mitaka sobre cómo los niños son vistos como propiedad de sus padres.
Esto subraya el tema actual del abuso infantil, que prevalece en Chainsaw Man Parte 1 y Parte 2. Se hace evidente que tanto las figuras paternas como otras personas que asumen roles de autoridad pueden explotar a los niños para sus propias ambiciones egoístas, lo que refuerza la afirmación de Yoru de que todos los niños están condenados a experimentar este destino.
Los niños de Chainsaw Man están destinados a ser explotados por aquellos mayores que ellos.
Una clara ejemplificación de este tema narrativo en Chainsaw Man se ve a través del personaje Denji, quien sufre abusos tanto de sus figuras paternas como de otras personas. El padre de Denji abusó físicamente de él hasta tal punto que Denji tuvo que matarlo para su propia supervivencia. Esta experiencia traumática continúa atormentando a Denji, como se ilustra en el capítulo 155, el último ejemplo de este trauma.
Además, Denji es explotado por varias entidades como Makima, la organización de Seguridad Pública y la Iglesia del Hombre de la Motosierra a lo largo de las sagas de Seguridad Pública y Academia. Cada una de estas partes interesadas tiene objetivos específicos que pretenden lograr manipulando a Denji, lo que resulta en su angustia emocional y abuso.
La Iglesia del Hombre de la Motosierra ejemplifica cómo se puede abusar de los niños sin ningún tipo de excepcionalismo. La preocupante práctica de la Iglesia de reclutar a estudiantes de secundaria y casarse con ellas para facilitar contratos con el Diablo del Fuego, así como de reclutarlas para enfrentarse a la Seguridad Pública, sirve como un retrato sombrío de este problema. Este abuso se extiende a los llamados líderes y personajes emblemáticos como Haruka Iseumi y Asa Mitaka/Diablo de la Guerra Yoru, que son explotados en beneficio del Diablo del Hambre, Fami.
Asa Mitaka también representa las dos capas de abuso infantil presentes en la serie. Se enfrenta al maltrato de una figura paterna ejemplificada por el cuidador del orfanato, que ahoga al gato que salvó el día de la muerte de su madre. Además, Asa sufre el abuso de Yoru a lo largo de la saga de la Academia, siendo esencialmente mantenida cautiva dentro de su propio cuerpo y soportando sacrificios que la llevan a perder sus brazos.
Los capítulos más recientes destacan a Yoru como un vehículo para mostrar el abuso parental, especialmente a través de su manipulación del Demonio Tanque y Arma. Ella prioriza su deseo de derrotar a la Demonio Motosierra Pochita por sobre el bienestar de los niños y camaradas, contrariamente a sus afirmaciones iniciales de luchar por ellos.
Dos ejemplos significativos adicionales de abuso no parental en la narración resaltan el tema aún más. El primero es el reclutamiento de niños, como Aki Hayakawa, por parte de la organización de Seguridad Pública después de la arremetida del Diablo de las Armas. El segundo ejemplo involucra el controvertido acuerdo del gobierno japonés con el Diablo del Envejecimiento, que propone la ofrenda en sacrificio de 10.000 niños que tengan ciudadanía japonesa.
Reflexiones finales
Es evidente que Fujimoto entreteje intencionalmente esta trama en su serie, utilizándola para dar forma a desarrollos críticos y proporcionar una estructura fundamental para los principales conflictos de los protagonistas. Si bien hay un atisbo de esperanza de que personajes como Denji, Asa y otros puedan eventualmente escapar de este ciclo, la cruda realidad del manga pone en duda tales posibilidades.
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