¿Alguna vez te has permitido largas siestas, solo para despertarte sintiéndote aturdido y lento? Si bien la siesta puede ser una excelente manera de recargar y aumentar la productividad, investigaciones recientes sugieren que también puede tener algunas consecuencias inesperadas. Puede haber una correlación entre la duración y la ubicación de las siestas y varios marcadores metabólicos, incluida la obesidad.
Siestas largas y riesgo de obesidad: lo que descubrió el estudio
El vínculo entre las siestas largas y los marcadores metabólicos, incluida la obesidad, se exploró en un estudio reciente realizado en Murcia, España, con más de 3000 participantes.
El estudio reveló que las personas que tomaban siestas largas (más de 30 minutos) tenían un índice de masa corporal (IMC) un 2 % más alto que las personas que no tomaban siestas. Además, tenían un 23 % más de riesgo de obesidad y un 40 % más de riesgo de desarrollar síndrome metabólico .
Por otro lado, las personas que tomaron siestas breves (menos de 30 minutos) tenían un 21 % menos de riesgo de presión arterial alta .
Según Marta Garualet, autora del estudio y profesora de Fisiología en la Universidad de Murcia, España, el estudio sugiere que se debe tener en cuenta la duración de la siesta al evaluar el riesgo de obesidad.
Sin embargo, el estudio solo establece asociaciones entre la duración de la siesta prolongada y un mayor riesgo de obesidad, y no significa necesariamente que tomar siestas largas provoque obesidad o que las personas con sobrepeso tomen siestas más largas.
Efectos negativos de las siestas
El estudio arroja nueva luz sobre la conexión entre la siesta y varios marcadores metabólicos, incluida la obesidad. También sugiere que se debe considerar la duración de la siesta al evaluar el riesgo de obesidad. Sin embargo, el estudio solo encontró asociaciones entre la duración de la siesta y el riesgo de obesidad, no una causa y efecto formal.
Si bien estudios previos han demostrado que las siestas cortas pueden mejorar la memoria de trabajo, el rendimiento y el estado de alerta, particularmente en personas que experimentan privación del sueño , el impacto de las siestas habituales en el riesgo de enfermedades crónicas, a largo plazo, sigue siendo un tema de debate.
Beneficios potenciales para la salud de la siesta
Aunque realizar estudios aleatorios cruzados puede ser difícil, estudios previos a largo plazo han demostrado las ventajas de la siesta para nuestra salud.
Por ejemplo, en 2007, la Escuela de Salud Pública de Harvard realizó un estudio que indicó que la siesta era un factor que contribuía a las tasas más bajas de enfermedades cardíacas observadas en los países mediterráneos.
Mientras tanto, un estudio de seis años con 23 000 personas reveló que tomar una siesta regularmente puede reducir las muertes por enfermedades cardíacas en un 37 %. Este beneficio es comparable a los asociados con el mantenimiento de una dieta saludable, el ejercicio regular o la reducción de los niveles de colesterol.
El último estudio proporciona nuevos conocimientos sobre los efectos de las siestas largas en los marcadores metabólicos, incluida la obesidad. Si bien el estudio solo encontró asociaciones entre la duración de la siesta y el riesgo de obesidad, es importante considerar la duración de la siesta al evaluar el riesgo de obesidad. Además, se necesita más investigación para determinar los efectos a largo plazo de las siestas habituales sobre el riesgo de enfermedades crónicas.
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