Este es el trato con Stardew Valley: nuestro querido abuelo patea el balde y nos deja su granja como regalo de despedida. Y debido a que nuestro trabajo diario nos convirtió en un manojo de nervios, pensamos: «Oye, ¿por qué no te conviertes en granjero y te relajas?»
Pero de la nada, este juego espera que seamos multitareas sobrehumanas. Se supone que debemos minar, pescar, pelear, buscar y cultivar todo simultáneamente. Y como si eso no fuera suficiente, cada habilidad decide hacer brotar cien caminos profesionales diferentes. En serio, ¿cuál de estos nos convertirá en el agricultor virtual más rico del valle?
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