El Dr. John Gottman ha identificado los cuatro estilos de comunicación que son los más difíciles en las relaciones: desprecio, crítica, actitud defensiva y obstruccionismo. Según Gottman, de estos cuatro, el desdén es el mejor indicador de una relación fallida. Su argumento se basó en un estudio que incluyó a 40.000 parejas.
¿Qué es el desprecio?
Más que la crítica o el mal discurso es el desprecio. Ocurre cuando uno de los cónyuges hace afirmaciones sobre su inteligencia superior, carácter moral o humanidad en general. La pareja receptora tiene sentimientos de indignidad y falta de amor.
El poder destructivo del desprecio
Interrumpir a una pareja es una falta de respeto, pero cuando transmite un mensaje desdeñoso de que sus pensamientos no son interesantes o importantes, se transforma en desprecio. Declaraciones como “No vale la pena escucharlo. No podía contar una historia para salvar su vida” ejemplifican este comportamiento destructivo.
Cuando el desprecio se convierte en un patrón generalizado en una relación, pone en peligro incluso los lazos más fuertes, incluidos los matrimonios.
Socios convertidos en oponentes
El desprecio erosiona el sentido de apoyo mutuo y trabajo en equipo en el compañerismo. En lugar de enfrentar los problemas juntos, los socios se ven como adversarios. El miedo a ser atacados o socavados se cierne constantemente, abriendo una brecha entre ellos.
Aunque valerse por uno mismo suele ser saludable, cuando se convierte en un medio para elevarse derribando a la pareja, daña la relación. Además, el desprecio no solo daña el compañerismo, sino que también representa una amenaza para nuestro bienestar general.
Nuestra supervivencia depende de la conexión humana, y el desprecio corta esos lazos vitales. La investigación ha relacionado el uso del desprecio en la comunicación con tasas más altas de enfermedades, como cáncer, enfermedades cardíacas e incluso dolencias comunes como resfriados o gripe.
¿Cómo podemos eliminar el desprecio en nuestras relaciones?
Aquí hay algunas estrategias:
Identifique y comparta los sentimientos negativos: es tentador desahogar nuestras emociones desagradables con los demás cuando no podemos nombrarlas o hablar de ellas. En lugar de recurrir a una comunicación desdeñosa, intente expresar sus sentimientos usando declaraciones en primera persona. Por ejemplo, diga: “Me siento molesto y triste porque esperaba pasar tiempo juntos”. Agregue una solicitud a la conversación: “Me gustaría evitar que esto suceda en el futuro hablando de eso antes de cambiar de planes. ”
Finalmente, invita a tu pareja a la conversación: “¿Crees que podemos hacer eso?” Al expresar tus emociones y necesidades de manera respetuosa, fomentas una comunicación más saludable.
Cree una cultura de aprecio: Expresar aprecio nos ayuda a notar más las cualidades positivas de nuestra pareja en lugar de centrarnos en las negativas. Apunta a una proporción mágica de al menos cinco declaraciones o sentimientos positivos a uno negativo.
Realice un seguimiento de sus patrones de comunicación durante una semana y observe con qué frecuencia participa en interacciones negativas frente a las positivas. La próxima semana, comuníquese intencionalmente con su pareja utilizando la proporción mágica. Fíjate si sientes una diferencia en el tono general y la conexión en tu relación.
Además, intente hacer una lista de 20 cosas que aman el uno del otro y léalas en voz alta. Ponte a prueba para agregar a la lista con el tiempo.
Mejorar la comunicación en las relaciones requiere esfuerzo y práctica. Al eliminar el comportamiento despectivo y fomentar un diálogo abierto y respetuoso, podemos crear conexiones más sanas y fuertes con nuestras parejas.
Recuerde, no se trata solo de evitar hacer trampa u otras amenazas obvias de compañerismo. La mala comunicación, en particular el desprecio, puede ser el asesino silencioso de las relaciones. Prioricemos la construcción de una base sólida de respeto y comprensión mutuos para fomentar un amor duradero y una conexión más profunda.
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