No todos los sistemas inmunológicos son iguales en lo que respecta a la susceptibilidad a la enfermedad. Si bien la exposición a personas enfermas puede aumentar el riesgo, existen otros factores en juego. Un factor importante es la vulnerabilidad genética, con ciertos individuos que nacen con una propensión a infectarse más fácilmente. Los factores ambientales también juegan un papel, ya que las poblaciones con una mayor carga de infección son más propensas a enfermarse.
Además, las respuestas de los individuos al estrés inflamatorio difieren, algunos experimentan hiperinflamación y otros experimentan una inflamación reducida. Ser asintomático durante las infecciones se asocia con la capacidad de controlar la inflamación y mantener la inmunocompetencia.
La naturaleza variable de enfermarse
Sin embargo, cuando se trata de enfermarse, no todos los sistemas inmunológicos son iguales. Algunas personas parecen enfermarse con mucha más frecuencia que otras. Se podría concluir fácilmente que estas personas, como los maestros de escuela primaria o los trabajadores de hospitales, simplemente están expuestas con mayor frecuencia a personas enfermas. Sin embargo, la susceptibilidad a la enfermedad no es tan simple como estar expuesto a alguien que tiene un resfriado. Cada persona se enferma de manera diferente.
Las profesiones que involucran un contacto cercano con una gran cantidad de personas, como los maestros, pueden aumentar el riesgo de exposición a patógenos. La carga microbiana en dichos ambientes es mayor y la exposición prolongada puede conducir a una mayor probabilidad de degradación de la salud inmunológica. Sin embargo, la susceptibilidad a la enfermedad no está determinada únicamente por la profesión, sino que se basa en la población. Dentro de cualquier población dada, hay individuos que logran preservar la resiliencia, mientras que otros experimentan diversos grados de degradación inmunológica.
La complejidad de la edad y la salud inmunológica
Tradicionalmente, la investigación se ha centrado en comparar individuos jóvenes y mayores, asumiendo que la edad es el principal factor diferenciador en la salud inmunológica. Sin embargo, la edad por sí sola no explica completamente las variaciones observadas. Es importante considerar los diversos grados de salud inmunológica dentro de grupos de edad específicos. La inmunocompetencia tiende a disminuir con la edad y las infecciones pueden degradar aún más la salud inmunológica a cualquier edad. Si bien ciertas infecciones son más comunes entre las personas mayores, el riesgo se localiza en aquellos con una salud inmunológica deteriorada.
El impacto de la resiliencia inmunológica en la longevidad
Las personas se pueden clasificar en cuatro grupos según su competencia inmunológica y sus niveles de inflamación. Aquellos con alta competencia inmunológica y baja inflamación tienen la esperanza de vida más alta , mientras que aquellos con baja competencia inmunológica y alta inflamación tienen la más baja. Las personas con alta competencia inmunológica pero alta inflamación o baja competencia inmunológica pero baja inflamación se encuentran en el rango intermedio.
El equilibrio entre la lesión y los ciclos de reparación es crucial, ya que una lesión excesiva y una reparación insuficiente pueden provocar una inflamación residual y consecuencias para la salud a largo plazo.
Cómo estimular su sistema inmunológico
Prevenir infecciones graves por completo es un desafío, ya que incluso las personas con buena salud inmunológica pueden experimentar enfermedades graves. Predecir qué tan bien le irá a alguien durante una infección es difícil, particularmente para aquellos con mala salud inmunológica. Sin embargo, ciertas medidas pueden reducir los riesgos de exposición y potencialmente proteger a las personas. Las precauciones básicas, como usar máscaras cuando sea necesario, pueden ayudar a prevenir la exposición a patógenos.
Además, mantener una dieta saludable y hacer ejercicio regularmente puede proporcionar beneficios inmunológicos. En última instancia, cambiar el comportamiento humano y promover modificaciones de comportamiento son esenciales para mitigar los riesgos.
Enfermarse es una experiencia común para todos, pero los factores que influyen en la susceptibilidad y las tasas de recuperación son complejos. La predisposición genética, las cargas ambientales y las respuestas individuales a la inflamación contribuyen a la frecuencia y gravedad de las enfermedades.
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